Empieza poco a poco
En lugar de intentar limpiar todo el piso de una vez, divida las tareas en trozos más pequeños. Ocúpate de una habitación o de una tarea concreta (por ejemplo, fregar los platos) y dedícale entre 15 y 20 minutos.
Minimiza las cosas
Menos cosas significa menos desorden. Revisa los armarios y deshazte de las cosas que ya no necesites. Utiliza el método de las «tres preguntas sencillas». ¿Lo necesito? ¿Tengo espacio para ello?
Productos de limpieza naturales
Para evitar los productos químicos, opta por limpiadores naturales como el vinagre, el bicarbonato o el limón. Son eficaces, ecológicos y respetuosos con tu hogar.
La limpieza como rutina
Crea una rutina de limpieza regular. Una pequeña limpieza diaria (por ejemplo, quitar el polvo, barrer) evitará que se acumule el desorden y ahorrará tiempo para una limpieza más a fondo.
Organice el espacio
Utiliza cestas y organizadores para guardar las cosas en su sitio. Este sistema mantendrá tu casa ordenada y facilitará el mantenimiento diario.
Limpiar no tiene por qué ser estresante. Cuando encuentres tu método, descubrirás que incluso puede ser una parte agradable de la vida cotidiana.